MERCEDES SOPHÍA RAMOS
Autora constituyente Grupo ALAS.



viernes, 10 de agosto de 2012

Malagueña intelectual y polifacética


ISABEL OYARZÁBAL SMITH. Una malagueña universal.

En 1878 nace en Málaga Isabel Oyorzábal Smith, en esa época reinaba en España el rey Alfonso XII y su esposa  Mª de las Mercedes de Orleans, fueron apenas dos semanas las que separaban el fallecimiento de la joven reina y el nacimiento de Isabel. España había contraído compromisos políticos difíciles de realizar, la crisis del gobierno monárquico en 1879 no dejaba fluir circunstancias propicias para el crecimiento económico español, por tanto la desigualdad social se disparaba con un alto índice de pobreza, por otro lado la Guerra de Cuba supuso una gran pérdida para las arcas españolas que arriesgaron para finalmente perder la batalla en Cuba.
Por entonces  Málaga estaba consolidada industrialmente, siendo la segunda ciudad con más comercio e industrias después de Barcelona, este auge lo promovieron principalmente familias aristócratas en su mayoría extranjeras, a partir de la exportación de productos autóctonos y otras materias primas de excelente calidad que competían en el mercado con mejores precios. Sin embargo, la crisis generalizada  no tardaría mucho  en  llegar a Málaga, en los años de juventud de Isabel coincidió un declive y un descontento que se extendía a toda la población.
Oyarzábal era hija de un andaluz y de una escocesa, se educó en la  alta burguesía del momento, asistiendo  al colegio religioso de la Asunción, a muy corta edad percibió las necesidades externas de otros niños de distintos ámbitos al suyo, esa percepción le llevó a impartir clases en la escuela de niños pobres, en plena adolescencia su condición interior y solidaria ya le conducía a observar una sociedad llena de carencias, e Isabel invirtió su tiempo libre en educar a niños menos favorecidos. Su inquietud por la injusticia social le preocupaba hondamente, por ello comenzó a marcar su destino de manera más decisiva,  a la mayoría de edad se decantó abiertamente por los derechos básicos de la clase trabajadora.
Gracias a dominar varias lenguas viaja a Inglaterra  para trabajar como profesora y desde allí viaja a variados países donde descubre su necesidad de involucrarse en la política de manera más directa.
En 1920 llega a ser presidenta de la “Asociación Nacional de Mujeres Españolas”, desde esa tribuna contribuyó a formar a mujeres desprotegidas, así como de informarlas de sus derechos mínimos, Isabel a pesar de haber tenido privilegios adquiridos por su posición familiar no deparó en el intento de  contribuir con su ayuda en la medida que le era posible,  su condición de mujer en esa época añadía un doble esfuerzo que limitaban sus proyectos. Luchadora e incondicional ofreció una serie de conferencias en foros diversos, siendo aplaudida por su grado de convencimiento en el que se apoyaba la libertad común e individual de la humanidad.
Mujer intelectual y polifacética cumplió su sueño de ser actriz debutando en la obra “Pepita Tudó”, al mismo tiempo escribía y colaboraba en dos revistas inglesas de ideas  progresistas y renovadoras. Las conferencias que declamaba por Europa y América a colación de la cultura y artesanía española tuvieron la respuesta de publicar un libro titulado: “El Traje Regional Español”. Más tarde publicó un libro dedicado a los niños y a su psicología llamado “El Alma del Niño”, en él recoge la problemática que incidían en niños con pocas posibilidades e introducía una parte al derecho del menor. Isabel tuvo dos hijos con el escritor y pintor Ceferino Palencia por lo que conocía de primera mano la importancia que tiene en los primeros años del  niño una buena educación  para desarrollar en el futuro a un adulto pleno e inteligente.
Sobre los años veinte del pasado siglo acude como representante española a Ginebra, allí se celebró el “Congreso de la Alianza Internacional para el Sufragio de la Mujer”, dando un paso importante para conseguir el voto activo de la mujer y que hoy disfrutamos en todos  los países democráticos.
En 1926 se crea el Club Lyceum compartiendo Isabel vicepresidencia del mismo con la también malagueña Victoria Kent. Además fue la única mujer que formó parte de las “Comisiones Permanentes contra la esclavitud de la Sociedad de Naciones” (ONU)
En plena guerra civil, 1936 fue nombrada embajadora en Suecia y en los países nórdicos. Una vez que pudo reunir y liberar a muchos de los detenidos en campos de concentración franceses Isabel y su marido se exilian en la ciudad de México.
Allí escribe distintas  obras  literarias que las firmaba con el nombre de Isabel de Palencia, entre ellas destacan: “En mi nombre mando yo” y “Diálogos con el dolor”, del mismo modo  continuó su labor como traductora e incansable erudita.
Isabel Oyarzábal no vuelve a España, fallece en México en el año 1974,  dejando un legado alto e ilustre para el recuerdo de todos. 

calidad y maestría al cante flamenco LA JIMENA CANTAORA FLAMENCA de Coín Málaga


                                  LA JIMENA


De La Jimena de Coín se sabe muy poco, existen algunos archivos que  más que instruir desconcierta, son los oriundos del lugar y su memoria individual los que hacen referencia más o menos exhausta de esta cantante.  Se sabe que nació en 1911 sus padres tuvieron once hijos y todos ellos se dedicaban a las tareas del campo.
Entre cosechas de limones y naranjas La Jimena se marcaba cantes de libre inspiración, algunos inventados con propia letra y otros eran  éxitos consagrados del momento, parece seguro que el poco renombre de La Jimena responde más a su condición de ser mujer que a su propia valía como cantante, en esos años no estaba bien visto que una mujer se decantara por el arte y menos aún por la canción flamenca, esa exposición para la época era sospechosa por apuntar a  cabeza ligera y fácil a menesteres poco recomendables.
Así que por esa razón y según cuentan La Jimena sólo cantaba en bodas y bautizos, algunas veces, amenizaba en coros y danzas y poco más, de ahí su poca fama con respecto a los varones cantantes del momento, la desigualdad se patentaba con mayúsculas y de la manera más natural.
Con todo, cuando cantaba retumbaba su voz potente y su eco rítmico corría entre el río para subirse a las montañas del lugar, su afición por   cantar le proporcionaba una espontaneidad singular para afinarse en un entone a la mínima ocasión, ella asentaba su vocación de cantante a pesar de tener a su padre en total disconformidad a que actuara en público. Los teatros del momento los frecuentaban los hombres e incluso dicen que en algunas ocasiones no se les permitía la entrada a mujeres, por tanto, entre bambalinas y toldos se apreciaba un público  mayoritariamente masculino que por suerte se fue igualando en décadas posteriores. Las mujeres artistas para consagrarse como tales debían partir a países extranjeros bastante más modernizados, con todo, la desigualdad en el número de ellas con respecto al hombre eran aplastantes. Esa diferencia se hace patente en La Jimena,  las mínimas referencias y la poca polarización  que dejó su trayectoria determinan sobradamente el perfil anquilosado  de la sociedad de aquellos años.
Así y con tantos  descomunales  impedimentos persistía su talento,  dentro de su estrecho círculo insistían el caudal de su esplendida voz  y también el arrojo de su personalidad,  ella  dejaba convencidos a los entendidos que tuvieron la oportunidad de disfrutar de su arte y del flamenco especial que interpretaba, cantes hondos, saetas y letras acordes con labranzas y estampas del momento que lucía entregada y segura. En ferias de la localidad y días de fiesta señalados los campesinos se reunían en el campo,  a la usanza tradicional de sopas en lebrillo y abundante festejo saltaban las primeras voces cantoras, entre ellas la que pudo ser una gran figura si hubiese nacido unas décadas después al tiempo arcaico en que le tocó vivir.
Después de los años el pensamiento se detiene en Fuensanta Jiménez González, su ingenio empezó a destacar con tan sólo nueve años,  vivió toda su vida para entregarse a su afición en el marco de sus limitaciones. En sus notas flamencas  La Jimena  elaboró la sencillez de ser autodidacta y ofrecer al mismo tiempo calidad  y maestría al cante flamenco.