MERCEDES SOPHÍA RAMOS
Autora constituyente Grupo ALAS.



miércoles, 29 de abril de 2009

PRÓLOGO DE ENRIQUE BAENA PEÑA

TEXTO COMPLETO DEL PRÓLOGO QUE ENRIQUE ESCRIBE SOBRE EL ENSAYO TITULADO: “EL SOL DE MAÑANA”




Sobre el segundo premio, “EL SOL DE MAÑANA”, que debemos a Mercedes Ramos Jiménez, como ensayo mantiene así mismo los rasgos expresivos que al principio señalábamos, que unidos desde los inicios a la reflexión y a la estética de la escritura, están religados a la exposición directa u oblicua de los ideales del perfeccionamiento en el terreno social. Literariamente, el texto da comienzo trazando los perfiles imaginarios, singulares pero figurativamente alcanzando rasgos de un universal, relativos al estudiante universitario que consigue su ansiado título. A partir de ahí, la narrativa nos introduce en su mundo interior, en el lugar donde nacen las expectativas, compartidas con sus iguales, y en el tiempo donde asoma la acción que traslada a la esperanza, aquella que la autora recrea en la metáfora del lunes con su origen simbólico en la fase de la luna nueva. El viaje iniciativo por el entramado urbano de Málaga, un dédalo de calles, ahora como nunca significativas, construye la especialidad, el marco de la intensidad vital que encierra la búsqueda, albergando el éxito o la decepción, la confirmación de anhelos o la conciencia de un camino errado, lo que también desvela un recomenzamiento del mundo.
Con esta fabulación del personaje, que es singular encarnando una representatividad, Mercedes Ramos construye, efectivamente, una suerte de cronotopo textual, un espacio-tiempo, en la Málaga de nuestros días, desde el fondo de lo vivido y el presente de sus expectativas, que actúa como umbral en la formulación de su desiderata social, es de lo que es humanamente importante también, y por ello su alcance de futuro es plasmado en el borde de una aspiración a su realidad próxima y hodierna. Así, introduciendo rasgos no exentos de una ciencia -ficción sobre la utopía, frente al anquilosamiento estructural en los medios productivos, la organización laboral capaz de responder al trabajo libre y soñado, dando respuesta a un máximo de humanismo y energía en la constructividad social y evitando matrices indeseadas de injusticia en la consecución de la felicidad y dignidad personales.
Pero igualmente, trayendo ecos de los momentos fundacionales de la Modernidad con el pensamiento ilustrado, la depuración del Clasicismo y la filosofía kantiana, la autora, junto a la libertad y dignidad, traza la defensa inaplazable de los valores de la paz, como el gran triunfo en la historia de la civilización, de su globalidad y de su interculturalidad; modos de compromiso verdadero en la equidad mundial que, posteriormente, en el desarrollo argumentativo, se focalizan en la ciudad de Málaga expresando en el marco de sus múltiples potenciales las realidades deficitarias, la necesidad de rescatar de obstáculos su belleza monumental –la ética y la estética no pueden disociarse en sus reflexiones- y, paralelamente, el devenir histórico de una colectividad que, pese a cada circunstancia adversa, mostró siempre el vitalismo de la regeneración.
A la vista, con la mirada llena de poesía que contempla el paisaje, la belleza y los dones de las comarcas de nuestra provincia, la autora recala en el espejo fraterno de la otra costa que para los malagueños simboliza Melilla, en su historia y contemporaneidad, desde su paso ahora candente si se quiere franquear las puertas de Europa. Con ello Mercedes Ramos refleja, en la humanidad que domina su escritura, el amplio anhelo, compartido por tantos, de una integración no degradante, lo que ve como signos efectivos en la vida laboral y social de Málaga, y por cuya progresión aboga, extendiendo estas aspiraciones, en la tesis general de su ensayo, a toda la ciudadanía aunque se detenga en los más desfavorecidos, en los inmigrantes, en aquellos sometidos al desempleo y en los que carecen de bienes. El siglo XXI, para la autora premiada, emblemáticamente debería corresponderse a un tiempo nuevo de solidaridad, donde sea posible desterrar las formas de pobreza y de marginación, y Málaga, recogiendo su propia historia, habría de marcar una referencia en ese caminar aventajado, superando las maneras excluyentes del individualismo en aras de los modos de la hospitalidad, de la nobleza colectiva, que son enseñas de la ciudad; pero, a la vez, reorganizando sus recursos, situando en un primer plano el avance universitario, debería seguir aumentando las normas más solidarias que ahonden en la justicia social y velen también por aquellas personas, las singularidades inermes, que lo necesiten.




Enrique Baena Peña

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