Violencia de Género

Cuando los jinetes se montaban en guerra a lomos de sus caballos, se ataviaban en vestiduras y ornamentos apropiados para la lucha, esos guerrilleros de antaño se plasmaban perfectamente en literaturas épicas, sólo escritas por hombres. En nuestra cultura actual, esas heroicidades quedan relegadas en historias y piedras esculpidas que muestran la desigualdad plena del hombre y la mujer. Sin embargo, la fortaleza de las ancestrales costumbres perdura en la educación androcéntrica de nuestros días. Es por esa gran diferencia establecida y aceptada por gran parte de la sociedad, donde se aprecia notablemente una distorsión casi absoluta en los sentidos de igualdad en los géneros humanos. La consecuencia más bárbara de tales enclaustramientos nos la trae cada día la gran tristeza de saber que en España muere casi a diario una mujer a manos de su marido o pareja, siendo éste, más que un problema, un hecho brutal de violencia de género, que se agiganta; que suma y sigue; siendo así, de claro y de cruel. Lo aborrecible queda dispuesto en algunos perfiles posesivos; en querer someter a la mujer a su total propiedad y en ejecutar sus convicciones sin piedad. Por lo tanto, se apela en todo caso, a exigir otras normas jurídicas distintas, enérgicas y rápidas, ya que las vigentes no dan resultado alguno, visto queda, las espeluznantes cifras lo remiten a gritos día a día.