Por amor al arte
Las creaciones de arte son exponentes de cultura viva, adelantan y transfieren significados heterogéneos en su diversidad de géneros, nos sorprenden, a veces, emocionan al espíritu que busca identificación en la novedad y en la continua renovación, es la rotación que nunca para de alimentar ideas, dejando espacio libre entre el suelo y los pies del creador, qué, resiste a contra aire a pisar tierra firme. Renace en su propia evaporación todas las veces que pretende acariciar levemente un trozo de la obra soñada.
En ese antes y después que marca e identifica la obra entregada, se traslada en un compás apreciado y eterno hacía la inmortalidad, más allá de la historia, el arte vive para siempre, entrelazando a generaciones prometidas a su belleza. En la frase hecha: “Por amor al arte”, se adivina un futuro incierto e inseguro, una situación que asusta a los humanos en su estabilidad transitoria, en cambio, los artistas generalmente trabajan sin metas establecidas, sus proyectos se basan más en idear creaciones que en conseguir estabilidad. El arte y su magnitud supera y permanece inerte ante su propio artesano, en la mayoría de los casos, no es la gloria laureada ni las trompetas matinales las que inducen a crear, más bien sería indescriptible, como el propio amor que casi nunca tiene explicación definida. Ni atado, ni fijo a nada, de todos y de nadie.
Es digno de mencionar a todos aquellos que enaltecen, promulgan, difunden y ayudan a engrandecer al arte, más y más, (dentro de sus espacios) ellos, casi invisibles, colaboran admirablemente en los muchos huecos vacíos para que se llenen de esplendor. La obra terminada no concluye hasta no verse irradiada en su propia luz, requiere la fuerza exterior para ser diluida y apreciada, luego, a través de los años se corona en fundido estigma para la historia.
MERCEDES S. RAMOS JIMÉNEZ Grupo ALAS
En ese antes y después que marca e identifica la obra entregada, se traslada en un compás apreciado y eterno hacía la inmortalidad, más allá de la historia, el arte vive para siempre, entrelazando a generaciones prometidas a su belleza. En la frase hecha: “Por amor al arte”, se adivina un futuro incierto e inseguro, una situación que asusta a los humanos en su estabilidad transitoria, en cambio, los artistas generalmente trabajan sin metas establecidas, sus proyectos se basan más en idear creaciones que en conseguir estabilidad. El arte y su magnitud supera y permanece inerte ante su propio artesano, en la mayoría de los casos, no es la gloria laureada ni las trompetas matinales las que inducen a crear, más bien sería indescriptible, como el propio amor que casi nunca tiene explicación definida. Ni atado, ni fijo a nada, de todos y de nadie.
Es digno de mencionar a todos aquellos que enaltecen, promulgan, difunden y ayudan a engrandecer al arte, más y más, (dentro de sus espacios) ellos, casi invisibles, colaboran admirablemente en los muchos huecos vacíos para que se llenen de esplendor. La obra terminada no concluye hasta no verse irradiada en su propia luz, requiere la fuerza exterior para ser diluida y apreciada, luego, a través de los años se corona en fundido estigma para la historia.
MERCEDES S. RAMOS JIMÉNEZ Grupo ALAS
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